Convivir con una pareja a largo plazo puede ser maravilloso… hasta que la rutina se instala en la cama. El llamado “aburrimiento sexual” es uno de los temas más comunes —y silenciados— en relaciones estables, pero lejos de ser una sentencia, puede ser el inicio de una etapa de mayor conexión y creatividad íntima.
Especialistas en terapia de pareja y sexología, reconocer el aburrimiento sexual sin culpa es el primer paso para revertirlo. Esta sensación no implica necesariamente una falta de amor, sino una señal de que es hora de redescubrirse mutuamente.
El deseo erótico, explican los expertos, se alimenta de la novedad, el misterio y la fantasía. Factores como el estrés, la rutina, la crianza, o simplemente el paso del tiempo, pueden apagar ese fuego inicial. El aburrimiento aparece cuando el sexo deja de ser una experiencia placentera y se convierte en una obligación o hábito automático.
Claves para volver a conectar:
Comunicación abierta (y sexy): hablar con sinceridad sobre lo que gusta, lo que ya no excita y lo que se desea experimentar.
Crear anticipación: recuperar el coqueteo, los mensajes picantes y los encuentros inesperados.
Salir de la zona de confort: probar nuevos escenarios, juguetes o dinámicas puede dar un nuevo aire a la intimidad.
Explorar lo emocional: muchas veces, el deseo disminuye porque hay asuntos no resueltos fuera del dormitorio.
Aceptar que el sexo evoluciona: no se trata de buscar el “sexo perfecto”, sino uno que conecte con el momento actual de la pareja.
¿Qué dicen los datos?
Un estudio de la Universidad de Chicago reveló que más del 60% de las parejas de más de cinco años experimentan algún grado de aburrimiento sexual, pero también encontró que aquellas que se animan a hablar del tema y buscar soluciones suelen reportar niveles más altos de satisfacción general en la relación.
Combatir el aburrimiento sexual no es solo cuestión de técnicas, sino de escucha activa, empatía y disposición a redescubrirse mutuamente. El erotismo, como el amor, requiere ser alimentado con intención y juego.
Porque al final del día, no se trata solo de sexo, sino de intimidad, confianza y complicidad.