Un nuevo informe publicado por la app de citas Hinge arroja un dato revelador: más del 80% de sus usuarios afirman haberse sentido atraídos por alguien fuera de su expresión de género o tipo habitual. Esta estadística pone sobre la mesa un tema hasta ahora poco explorado: la abrosexualidad y la creciente fluidez en la forma en que experimentamos la atracción.
Fatiga de etiquetas: cuando las definiciones no alcanzan
Según el relevamiento, realizado entre más de 14.000 personas LGBTQIA+ y heterosexuales, muchas personas se sienten limitadas por las etiquetas. Esta llamada fatiga de etiquetas afecta especialmente a las identidades disidentes, generando frustración y una necesidad de buscar enfoques más flexibles para definirse y vincularse.
El 50% de los encuestados admitió haber sentido presión para mostrarse más “masculino” o “femenino” para atraer a alguien. Y de ese grupo, casi un tercio lamentó después no haberse mostrado tal cual eran.
¿Qué es la abrosexualidad?
La abrosexualidad es una identidad dentro del espectro LGBTQ+ que se caracteriza por la fluidez en la orientación sexual. Quienes se identifican como abrosexuales pueden sentir atracción por diferentes géneros en distintos momentos, y esa orientación puede cambiar con el tiempo, ya sea en días, meses o años.
A diferencia de la bisexualidad (donde el género influye en la atracción) o la pansexualidad (donde el género no es un factor), la abrosexualidad reconoce el cambio constante y la naturaleza no lineal del deseo.
Aunque es una etiqueta poco conocida, su existencia remonta al 2013 y 2015 cuando surgieron las primeras banderas representativas.
La energía y la conexión como nuevas brújulas
Más allá de lo que dictan las etiquetas, el estudio reveló que muchas personas están empezando a guiarse por la vibra de los demás. La química, la sinergia y las experiencias compartidas están pesando más que la identidad o la apariencia.
“El amor auténtico no se trata de que alguien encaje en un molde”, señala Moe Ari Brown, especialista de Hinge. “Es cómo te sentís con esa persona: la energía, la conexión, lo que construyen juntos”.
Generación Z: más abierta, más curiosa
El estudio también reveló que el 39% de las personas LGBTQIA+ de la generación Z han reconsiderado su sexualidad según quién les haya atraído, una cifra mucho más alta que entre los millennials. Esto sugiere una apertura creciente a experimentar, redefinir(se) y vincularse sin los límites de lo normativo.
Y si todo esto no significa que somos, al menos un poco, abrosexuales… ¿qué lo sería?