Orinar sentado: por qué cada vez recomiendan más esta práctica a los hombres cis

Durante décadas, la imagen del hombre orinando de pie se impuso como norma cultural incuestionable. Sin embargo, en los últimos años, médicos y especialistas comenzaron a revisar este hábito desde una mirada clínica, y los resultados sorprenden: orinar sentado puede traer beneficios concretos para la salud de los hombres cisgénero, especialmente con el paso del tiempo.

Un estudio realizado por la Universidad de Leiden, en los Países Bajos, analizó el vaciado de la vejiga en hombres con agrandamiento prostático y concluyó que la posición sentada permite una evacuación más rápida y completa de la orina. Esto reduce la sensación de vejiga llena luego de ir al baño y podría ayudar a prevenir molestias e infecciones urinarias.

Este punto resulta clave para quienes padecen hiperplasia prostática benigna, una condición frecuente a partir de cierta edad, donde la próstata aumenta su tamaño y presiona la uretra, dificultando el flujo urinario.

Más higiene y menos esfuerzo

El reconocido médico y divulgador brasileño Drauzio Varella sostiene que orinar sentado no solo favorece el funcionamiento del sistema urinario, sino que también mejora la higiene cotidiana. Incluso con cuidado, la micción de pie suele generar salpicaduras que contaminan la taza y el entorno del inodoro, algo especialmente relevante en baños compartidos.

Desde el punto de vista fisiológico, al sentarse los músculos del suelo pélvico y la columna se relajan, facilitando el vaciado de la vejiga sin necesidad de hacer fuerza. Esto cobra aún más importancia con la edad, cuando el chorro suele debilitarse y aparecen dificultades para orinar con normalidad.

“El consejo es simple:
sentarse a orinar no trae ningún problema y puede mejorar la salud urinaria”, resume Varella.

¿Hay una forma “correcta” de orinar?

Desde la Fundación de Urología del Reino Unido, su presidenta Mary Garthwaite aclara que no existe una única forma correcta de hacerlo: cada persona puede elegir la posición que le resulte más cómoda. Sin embargo, reconoce que orinar sentado es más higiénico, siempre que el baño esté en buenas condiciones.

La evidencia médica también señala que, en hombres sin síntomas urinarios, no hay diferencias significativas entre orinar de pie o sentado. Es decir, no se trata de una obligación, sino de una alternativa válida y, en muchos casos, beneficiosa.

Cultura, masculinidad y mitos

La asociación entre “masculinidad” y orinar de pie no tiene respaldo biológico. El psicólogo evolutivo Robert Dunbar, de la Universidad de Oxford, afirma que no existen pruebas de que esta práctica tenga raíces evolutivas. Más bien, se trata de una construcción cultural que se transmite como hábito social.

Un estudio de YouGov en distintos países mostró grandes diferencias: mientras en Alemania cerca del 40% de los hombres se sientan siempre para orinar, en el Reino Unido ese número baja considerablemente. Esto confirma que la elección está atravesada por costumbres y normas sociales, no por la biología.

Repensar hábitos cotidianos

Orinar sentado no quita masculinidad, no es antinatural ni incorrecto. Para muchos hombres cis, puede ser simplemente una forma más cómoda, higiénica y saludable de cuidar el cuerpo.

En tiempos donde repensar los mandatos de género también implica revisar lo cotidiano, incluso la forma en que vamos al baño puede ser una decisión de bienestar.