Sergio Viula, ex-pastor evangélico de 56 años, dedicó gran parte de su vida a predicar la llamada “cura gay”, convencido incluso de que él mismo había sido “curado” de su atracción hacia otros hombres.
Durante ese tiempo, contrajo matrimonio con una mujer, con quien tuvo dos hijos, y llegó a fundar en 1997 la ONG Movimento Sexualidade Sadia (Moses), dedicada a ayudar a personas LGBT a abandonar su orientación sexual.
Su transformación personal comenzó tras una experiencia en Singapur, donde tuvo un encuentro amoroso con otro hombre. Esta vivencia provocó que finalmente abandonara la iglesia, se separase, se asumiera gay y abandonara por completo la fe religiosa.
En 2003 esa ruptura fue definitiva; perdió contacto con su familia y enfrentó severas dificultades económicas, hasta reconstruirse desde cero.
Hoy, Sergio vive desde hace 10 años en convivencia con su esposo, André Dias, de 34 años. Mantiene una buena relación con sus hijos y ha restablecido los lazos con sus padres, quienes llegaron a pedirle perdón.
Con convicción, Viula afirma: “La cura gay es una mentira. Yo fui ingenuo de creerlo y reproducirlo”
Su recorrido dejó secuelas profundas, pero también le brindó la posibilidad de reconstituir su identidad. Comenta que, tras dejar atrás esa etapa de negación y sufrimiento, sintió una liberación total: “Parecía que podía volar”.
También reflexiona sobre el daño que causan las terapias de conversión: “Las personas que acuden a esos centros no terminan mejor. Muchas provienen de situaciones de vulnerabilidad y son explotadas bajo dogmas destructivos”